¡El Madrid suplica el final¡


¡El Madrid suplica el final¡

Tostón en el Coliseum entre un Getafe con poco ataque y un Madrid con pocas ganas. Detalles de genio de Brahim y otro partido en blanco de Bale. El Getafe sigue en Champions.

El Madrid sigue pidiendo la hora en esta Liga que le ha regalado un descuento eterno, de castigo. Ese desencanto general le resta valor a cualquier conclusión de Zidane, más allá de que le han dado más los jóvenes que los veteranos, de que con Keylor no se traspasa portería, de que hasta al mejor Benzema le aburre el asunto,de que Bale ha pasado página y de que Brahim tiene un punto de genialidad por explorar. El empate mantuvo en Champions al Getafe, que en ataque anduvo por debajo de las expectativas y en brega, a la altura de lo que exige Bordalás.
Fue un partido de asuntos por resolver para Zidane. Cada día le quedan menos (Ceballos, Llorente y Mariano recibieron su mensaje con la exclusión de la lista, Courtois fue suplente y de Bale cuelga el cartel de exposición y venta), pero su voto es aún indeciso sobre una parte razonable de la plantilla. Volvió a la pasarela Isco, sobre el que Zidane ya había tenido crisis de fe y arranques de devoción. Pero el Isco de ahora parece desganado, sospechando que en el club aprecian en él más liquidez que magia. Dejó un pase maravilloso a los dos minutos que desaprovechó Benzema y se ausentó luego.
Entre los casos revisables andan Reguilón y Brahim, vestigios de la era Solari. El lateral reiteró que puede hacer plantilla. El delantero apuntó a jugador diferencial y profundo. Las urgencias del Madrid por repoblar lujosamente la plantilla juegan en su contra, pero ya no es un descarte de libro. Valverde cumplió sin desbocarse en el modo que se espera de un aspirante.

Cambios que cambiaron poco

El Getafe, gallo con espolones, partió fuera de Champions tras la paliza del Sevilla al Rayo, pero hace tiempo que la clasificación no le afecta. Eso le ha metido Bordalás al equipo, la resistencia ante cualquier adversario y cualquier situación. Amarrado a Maksimovic y Arambarri, fue comedido arriba y rocoso atrás. Le fue bien un partido de poca actividad ofensiva en el que, en la primera mitad, sólo Benzema dispuso de dos ocasiones, ambas inconclusas. Quedó el tostón habitual en las primeras partes de este remake de Zidane, con Bale en su paseo de los melancólicos habitual y una falta general de apetito. El Madrid está acostumbrado, de cuna, a otra cosa en la parte crucial de la temporada y se nota.
Siguiendo la costumbre, la homilía de Zidane en la caseta tuvo un cierto efecto. El Madrid encadenó tres ocasiones en dos minutos, la más clara una de Isco salvada por Bruno en brillante acción de Brahim. Bordalás metió a Ángel, para completar el tridente y Zidane renovó las bandas con Lucas Vázquez y Asensio. Y por fin asomaron las áreas. Keylor salvó dos remates francos de Jorge Molina y Mata, en el primer arrimón de verdad del Getafe. El último empujón fue azulón, porque los cambios no reactivaron al Madrid y porque los de Bordalás ya no presintieron peligro de un rival desconectado.

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Zamora 2-1 Cerro Porteño: goles, resumen y resultado¡

Zamora - Cerro Porteño en vivo: Copa Libertadores 2019 en directo

El equipo paraguayo jugó con uno menos toda la segunda mitad y, a pesar de intentarlo, no pudo remontar los dos goles de desventaja en los minutos finales.



Los Clippers fuerzan el sexto y traen de vuelta a Oakland los fantasmas de 2016


Los Warriors no perdían dos partidos seguidos de playoffs en casa desde el día que les quitó el anillo LeBron y compañía. Lou Williams (33+10), brutal.

De momento habrá que esperar para ver la ansiada semifinal entre Warriors y Rockets. Mientras que los primeros han hecho su trabajo, los segundos se han complicado la vida y tendrán que ir a Los Ángeles a sentenciar en el sexto partido de la serie. Eso o jugárselo todo en un séptimo que se disputaría el domingo (21:30 hora española) por el que nadie habría apostado al comenzar estos playoffs.
Ya no es una apuesta de riesgo. Cualquier cosa es posible en esta eliminatoria porque, quitando el primer partido, apenas hemos visto esa supuesta superioridad aplastante de los campeones, favoritos totales para ganar a su rival. Esta noche incluso se ha podido observar aun equipo con claras carencias, algunas de ellas ya sabidas, otras intuidas. Todas se juntaron hoy, especialmente entre el segundo y tercer cuarto, cuando aquéllo parecía de todo menos la casa de los Golden State Warriors.
Nunca habían tenido tan poca profundidad de banquillo. Los dos suplentes principales, Iguodala y Livingston, empiezan a dar claros síntomas de fatiga, mientras que el resto aporta a cuentagotas. Pero esta noche también han aparecido esos Warriors transparentes en defensa, tan alejados del equipo que lleva mandando en la Liga durante años. Y, por último, y quizá lo más importante: han dado la sensación de no tener hambre, de estar mentalmente apagados. Y eso no se arregla de un día para otro, por mucho que entrenes.
El partido deja unos cuantos récords negativos para los Warriors de Steve Kerr. Nunca bajo su mando habían necesitado seis encuentro (de momento) para superar la primera ronda. Nunca les habían metido en casa y en playoffs 71 puntos al descanso ni 104 al final del tercer cuarto. Y sólo una vez habían perdido dos partidos seguidos en casa en post temporada: en las finales de 2016, cuando desperdiciaron el primer 3-1 de la historia ante los Cavs de LeBron e Irving. Sin duda, el peor momento de este equipo de ensueño.
Todo esto estuvo a punto de borrarlo Kevin Durant, con con la mejor anotación de su carrera en playoffs (45 puntos) volvió a poner a los suyos arriba a falta de tres minutos después de ir perdiendo desde mediados del segundo periodo. La llegada de Durant al equipo marcó un punto de inflexión. Desde entonces se ha visto a los Warriors más dominantes en eliminatorias. En 2017 no perdieron ningún partido en casa y el año pasado sólo uno. Esta temporada llevan ya dos y sólo han jugado tres en el Oracle.
Cuando los locales se pusieron 1 arriba con un mate de Durant, después de que los Clippers hubiesen entrado en cortocircuito (2 puntos en cinco minutos y medio), cualquiera habría dado por hecho que el partido iba a caer del lado de los Warriors. Pero Lou Williams tenía otros planes. Enlazó 8 puntos consecutivos, maravillosos todos, que mataron el partido. El escolta está haciendo una serie monstruosa y anoche dejó otra muestra de ello: 33 puntos, 4 rebotes y 10 asistencias.
Junto a él, un impresionante Patrcik Beverley con récord de rebotes incluido (17+14+4) y un infalible Montrezl Harrell (24+5), que es un auténtico lujo para esa segunda unidad que comanda Williams. En esos últimos minutos sorprendió no ver a Curry, que sólo lanzó un triple (y lo metió) en los últimos cuatro minutos. Llegó cuando el partido ya estaba perdido. Klay Thompson (22) sí que lo intentó, pero con irregular acierto.
Los Warriors tienen experiencia suficiente, más que nadie, para dar la vuelta a la situación dentro de dos días. Mañana por la noche visitan Los Ángeles y lo harán con la presión de saber que en semifinales van a esperar unos cada vez más descansados Rockets y que, mientras tanto, tienen enfrente a unos Clippers que no parece que tengan intención alguna de irse de vacaciones.

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Los Jazz de Ricky (17+11) caen ante unos Rockets a medio gas

Ricky Rubio

Los Rockets se han clasificado para las semifinales de la Conferencia Oeste. Los Jazz defendieron bien a James Harden, pero no ganaron.

Los Rockets se han metido en las semifinales de la Conferencia Oeste sin muchos problemas. Sólo cayeron en el anterior en Utah, haciendo un último cuarto muy malo, pero en el cómputo global (4-1) de la eliminatoria ante los Jazz han sido bastante superiores. Y lo mejor para ellos, y lo peor para los de Salt Lake City, es que no han llegado a su tope de rendimiento todavía. El quinto y definitivo partido de esta serie ha sido el mejor ejemplo.
Empezaron los locales abriendo con un parcial de 8-0, pero sus rivales remontaron rápido. Donovan Mitchell ponía el 12-12 que equilibraba todo, aunque la estrella estaba lejos de saber cómo de mal se le iba a dar este partido; su actuación fue de rémora, fallando los nueve triples intentados para terminar con 4/22 en tiros de campo y añadiendo cinco pérdidas de balón. Buscaron otras alternativas, pero el no tener la solidez anotadora del que mejor hace eso en tu equipo echó por tierra muchas de las opciones que los Jazz tenían en este partido.
La pronta salida de Royce O'Neale a la cancha pese a ser suplente ayudó. Y mucho. Ha sido el que mejor ha defendido a James Harden en la serie, algo que ya se repitió el año pasado y a lo que inexplicablemente había renunciado Quin Snyder con su idea de la defensa por detrás de Ingles y Rubio. El ex del Gran Canaria no sólo estuvo bien atrás, también de cara al aro: sus 18 puntos fueron un pulmón nuevo para los suyos, que aguantaron los tirones y mejorar a la segunda unidad de su rival (lo cual no es sencillo).
Durante el segundo cuarto Crowder e Ingles sacaron la muñeca a pasear, con el primero aportando también por dentro y a la hora de desquiciar a un Harden que no tenía su mejor noche. Sorprendentemente fueron dos de los jugadores que luego, cuando llegó la hora de la verdad, pincharon en hueso. En esos momentos previos al descanso los Jazz sacaban la cabeza fuera del agua y dominaban el marcador, aunque con rentas exiguas.
El reventón llegó cuando los dos equipos volvieron del vestuario: Capela abusando, Paul manejando y los Rockets poniéndose doce arriba (56-44) en sólo dos minutos de conteo. En el siguiente cuarto fue en el que los Jazz llegaron de nuevo a la altura del rival y apretaron las clavijas una vez más: 75-75 tras una canasta de Ricky Rubio, que supo llevar con inteligencia a su equipo en los ataques estáticos y terminó con un doble-doble que premió su buen desempeño (17 puntos y 11 asistencias).
Los Jazz llegaron al último minuto y medio sólo uno por debajo, 94-93, tras otra canasta del base español. Ahí se terminó su sueño con un balón robado por Harden, que jugó un mal partido, y un triple fallado por Mitchell, que jugó un mal partido. La diferencia se marcó cuando todo expiraba y los Rockets, más hechos y más cómodos en la eliminatoria, vencieron por 100-93 y avanzan a la siguiente ronda, donde esperan a los Warriors o los Clippers.


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