¡¡Y tuvo que ser Messi¡¡


¡¡Y tuvo que ser Messi¡¡

El Barça prestigia su triunfo sufriendo y ganando ante un Levante que acabó acorralando al Barça. Esto no fue un paseo.

El Barça campeón por méritos propios y sufriendo del primer minuto, cuando nada entraba hasta el último, cuando Bardhi disparó al palo de Ter Stegen y Aitor, el héroe del Levante subió a rematar el último córner, pero nada pudo ponerse en el camino de Messi. Sí, tuvo que ser Messi saliendo desde el banquillo el que decidiera un título por 1-0 que marca el camino de gloria iniciado desde la llegada de Johan Cruyff que ha hecho que el Barça gane 16 de los últimos campeonatos. Ocho de las últimas once. Y el que diga que esto es fácil, que mire el partido ante el Levante.
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Entre el ansia de ganar LaLiga cuanto antes y la sensatez de que el título, antes o después caería por su propio peso y que el miércoles viene el Liverpool, Valverde buscó un equilibrio razonable. Reservó de salida a Messi y Busquets para enfrentarse a un Levante que, por su parte, reservó a Morales.
La prudencia del Barcelona se quedó en la pizarra, porque la salida del equipo blaugrana fue estrepitosa atropellando al equipo visitante. Pero no contaban los blaugrana con el recital de Aitor Fernández, el portero granota, que en la primera parte fue el bote salvavidas de su equipo. Seis paradas de mérito más un disparo al larguero definieron un partido que en su primera mitad se desequilibró hacia el lado barcelonista que chocaba una y otra vez ante el portero guipuzcuano.
Coutinho, quizás consciente de que el partido era una especie de cásting para ver si él o Dembélé salían como titulares ante el Liverpool el miércoles disparó como un sheriff de una película antigua del oeste. Hasta cinco veces probó suerte el brasileño, que casi siempre se topó con el portero visitante y, al límite del descanso con el travesaño en una gran falta. Suárez fue el otro jugador que trató de abrir el partido con un gol, pero chocó con el mismo obstáculo. En el otro lado del campo, sin noticias de Ter Stegen, que veía el partido de lejos.
El Levante ganó el descanso con la lengua fuera mientras le construía la peana para la estatua que se merecía Aitor Fernández por su actuación en la primera parte. El Barça iba a necesitar sacar a Messi para ver si Aitor era capaz de mantener el nivel en el segundo tiempo. El argentino se fue al vestuario con cara de malas pulgas y regresó un cuarto de hora después con la sonrisa en la boca. Entraba el argentino por Coutinho, que tras este cambio apunta a titular en la Champions, mientras que Paco López también ponía a su artillería con el Comandante Morales por Moses.
La entrada de Messi en el campo le dio más sentido al asedio del Barcelona a la portería levantinista que seguía defendida por Aitor, que era David Crockett en El Álamo…hasta que llegó Messi y rompió la muralla tras un nuevo rebote ofensivo de Vidal, que es al fútbol lo que Dennis Rodman era al baloncesto.
Pero con el gol del Barcelona, el partido cambió completamente de escenario. El Levante se fue arriba y asedió la portería de Ter Stegen que ingresó en el partido por la puerta grande en un uno contra uno contra Borja Mayoral. El Levante enloqueció el partido con Morales y Bardhi y el Barça, lejos de controlar el juego, aceptó el reto en una apuesta que favoreció a un Levante que acogotó a un Barça que fue un manojo de nervios hasta el último instatante. Y es que ganar una Liga impresiona. Por eso siguen ganándolas.

El Rennes sorprende al PSG y se lleva la Copa en los penaltis

Dani Alves y Neymar adelantaron al PSG, pero Kimpembe en propia puerta y Mexer pusieron el empate. Nkunku falló para los parisinos. Mbappé acabó expulsado tras una dura entrada.

El Paris Saint Germain ganaba con facilidad y se dejó empatar para perder en los penales contra Rennes en la final de la Copa de Francia. El disparo de Nkunku desde los once metros se fue a la tribuna y con ello desaparecieron las ilusiones del Paris Saint Germain para sumar un trofeo a su palmarés, pero a la vez evidencia una temporada plagada por el dolor y la frustración.
Razones hay muchas pero es difícil dar un diagnóstico sobre lo que le toca afrontar al campeón de la liga ante tanto desencanto. Una aparente fiesta se transformó en pesadilla, el PSG tuvo las condiciones de su lado y le sucedió lo peor dentro del escenario menos apropiado y en un momento poco adecuado. Las circunstancias fueron más allá y le dieron la espalda a la lógica, este PSG revivió en la final de Copa situaciones a las que no suele estar acostumbrado cuando se trata de competencias locales.
Tras un comienzo prometedor y avasallador con una genialidad de Neymar para ponerle un toque de distinción al segundo gol, lo que hacía preveer una noche mágica, los jugadores de Thomas Tuchel dieron muestras de otro aspecto que generó la reacción y el posterior empate del rival, sumado a muchas carencias en la imagen de lo que ha sido esta temporada, el no saber sacar provecho a los momentos decisivos bajo circunstancias favorables.
Una derrota que no solo genera dolor, también incrementa las dudas de cara al futuro en un club que en muchos momentos dejó de ser aquel cuadro con aspiraciones de grandeza y con la perspectiva de posicionarse en la escena europea para convertirse en un equipo posible de contrarrestar y hasta vulnerable.
Es evidente que el club parisino se encontró con un rival combativo, lleno de orgullo que supo valorar la oportunidad que representaba esta final, que herido en lo más profundo por sentirse dominado y ridiculizado en el principio, tuvo los argumentos para lograr la igualdad y se mostró con más criterio, atrevimiento y motivación.
Dentro de todo lo que podría suponer un partido distinto a lo que ofrece la liga donde suelen ser superior a la mayoría, el Paris Saint Germain dió la impresión de no sentirse preparado para un contexto lleno de situaciones extrañas para los que conocen el potencial del equipo, más aún con la presencia de Neymar desde el comienzo.
Con el campeonato local asegurado a falta de cinco jornadas, es muy claro que este PSG necesita pasar a otra cosa, el tiempo de darse un respiro, subsanar heridas y planificar la temporada que viene de otra manera y tonificar una plantilla lastimada y con secuelas de haber vivido episodios inesperados.
Se anuncian días intensos y muy agitados en el Paris Saint Germain. Ya ha quedado demostrado que no es suficiente ser uno de los grandes del país y hacer muchos movimientos estructurales incluyendo cambios y renovaciones. Al club se le avecina un panorama complicado y mucho más grave de lo imaginado. El Rennes, no solo le "robo" un titulo, también le impidió al club de la capital obtener este trofeo de quinta manera consecutiva, asimismo le quitó el sueño a Dani Alves de conseguir el titulo 40 en su carrera y le marcó la noche a un Kylian Mbappé, poco efectivo, nada decisivo como otras veces y hasta expulsado por la impotencia.

El gol 600 de Cristiano salva a la Juventus en San Siro¡¡

Cristiano celebra un gol

El tanto del exmadridista le valió el empate a la Juve ante un Inter que se había adelantado con una preciosa volea de Nainggolan. Los de Spalletti se acercan a la Champions.

Un 'derbi de Italia' nunca es un partido cualquiera y el Inter-Juve de esta noche respetó la tradición: los contrincantes disputaron un enfrentamiento intenso, con los bianconeri que renacieron en la segunda parte y lograron un empate que, al final, fue merecido.
Allegri optó por un 3-5-2 parecido al que utilizó para tumbar al Atleti (Emre Can jugó de central), mientras que Spalletti salió de inicio con Icardi, en lugar de Lautaro Martinez que parecía favorito. La Curva Nord de San Siro mostró un espectacular tifo cuando los conjuntos saltaron al césped, mofándose del enésimo fracaso bianconero en la Champions, con la silueta de la Orejona y un enorme "game over".
Los nerazzurri disputaron la primera mitad con las mismas ganas de sus tifosi, encerrando a la Vecchia Signora en su área. El gol tardó apenas siete minutos en llegar, con una preciosa volea desde fuera del área de Nainggolan que le dobló el brazo a Szczesny.
Hasta el descanso, el único defecto que tuvieron los de Milán fue no marcar más: pudieron hacerlo De Vrij, con un testarazo neutralizado por Handanovic, y dos veces Icardi, al que el meta bianconero le neutralizó un remate y Matuidi le desvió fuera otro, casi en la línea de gol.
Aunque ya tenga el scudetto ganado, dejar a la Juve con vida siempre pasa factura. El Inter, como la Fiorentina hace una semana, pagó la cuenta en la reanudación: Pjanic combinó con Cristiano, al que le devolvió el balón con un taconazo en el límite del área, y el exmadridista, con un potente zurdazo raso, puso las tablas.
No fue un tanto cualquiera, para Ronaldo: es el número 600 de su carrera en los clubes (en 801 partidos) y se lo ha guardado para una cita especial como es un Inter-Juve. A partir de ahí hubo ocasiones en ambas áreas, pero el marcador no se movió más. Spalletti se fue al vestuario sonriente, ya que este punto defiende su tercer puesto y le acerca un poco más a la clasificación a la Champions. Allegri, que ya no se jugaba nada, una vez más vendió cara su piel.

Marc Gasol devora a Embiid y Kawhi sentencia: 1-0 Raptors

Marc Gasol devora a Embiid y Kawhi sentencia: 1-0 Raptors

excelente defensa del pívot español contra la estrella de unos Sixers que no pudieron parara Siakam y a un Leonard colosal que anotó 45 puntos.

Lo que durante la eliminatoria contra los Magic se fue haciendo cada vez más obvio quedó en absoluta evidencia en el arranque contra los Sixers: estos no son los Raptors de siempre. Y ese era el objetivo, deportivo y espiritual, cuando Masai Ujiri abrió las carnes de la franquicia con las salidas de Dwane Casey y DeMar DeRozan. Un proyecto devastado por LeBron James (12-2 entre los playoffs 2016-18), que por si acaso esta vez está de vacaciones y ni asomará por Canadá, se supo reinventar cuando parecía que su hora se había acabado antes de terminar de llegar. La mayor prueba de toda la temporada hasta ahora, este 108-95 contra los Sixers que pone el 1-0 en la primera semifinal del Este, a la espera de lo que va a ser  a partir de esta tarde un (a priori) descomunal Bucks-Celtics.
Los Raptors han ganado cinco partidos seguidos (su récord en playoffs) desde que hicieron honor a lo que ya es tradición con su derrota inicial contra los Magic. Desde entonces, 13 de abril, las cosas han mejorado exponencialmente. La defensa se ha confirmado como una de las más sólidas de los playoffs y el ataque ha sorteado un visible problema de profundidad a base de eficiencia. No, estos no son los Raptors de siempre y su año, todo está conectado, puede ser el que es también el primero sin LeBron en el Este. Muerto el perro, se acabó la rabia.
Esta ha sido solo la tercera victoria de la franquicia (3-14 ahora) en el primer partido de una serie de playoffs. Y dos han sido contra los Sixers, que finalmente les derrotaron después del patinazo inicial (aviso para navegantes) en 2001 y después de siete partidos. Fue la eliminatoria del fallo final de Vince Carter y el trayecto de Allen Iverson a las Finales, donde fue fulminado por los Lakers. Con el big four del Este (Bucks, Raptors, Sixers, Celtics) en liza en una segunda ronda esperada desde octubre (faltaba barajar los cruces), los perdedores (y habrá dos inevitablemente) se irán a casa muy tocados. Así que, todo cuenta, en este inicio de eliminatoria el equipo de Nick Nurse demostró que lleva bien ganado el cartel de favorito. Ahora bien, más le vale recordar las dos grandes máximas de los playoffs: nunca hay que exagerar las conclusiones de un game 1 y la cosa no empieza de verdad hasta que un equipo gana a domicilio. Esto sigue el lunes (02:00, hora española)...

Siakam, Leonard... y Marc Gasol

Pero, eso seguro, los Raptors fueron mejores de cabo a rabo en este primer partido y el 1-0 ya es inamovible. O más bien concedieron 2 minutos (2-7) antes de ser claramente superiores a unos Sixers pasivos, que no tuvieron la agresividad necesaria para la altura del reto ni la capacidad de adaptación que requería el plan de juego de su rival. Lo que les consumió de inicio fue lo que les devoró hasta que el desenlace estaba escrito. Poca defensa (39 puntos de los Raptors en el primer cuarto, 61 al descanso), malos porcentajes, rotación corta y muy poca continuidad contra un rival que no se movió nunca fuera de su propuesta, muy fuerte atrás y muy inteligente en ataque incluso sin puntos hasta casi el final del tercer cuarto de un banquillo en el que el mejor (y casi el único) fue Serge Ibaka (7 puntos, 6 rebotes).
Pero Kawhi Leonard pareció el mejor jugador de la serie y tan bueno como cualquiera de lo que va de playoffs... incluidos Lillard y Durant. Anotó 45 puntos y capturó 11 rebotes. Siakam terminó en 29+7. Cada uno sumó 17 puntos en el primer cuarto y entre los dos hicieron un 28 de 38 en tiros que permitió a Lowry (9 puntos, 8 asistencias) centrarse en dirigir y pasar bloqueos para perseguir a Redick, el único peligro para los locales cuando entró en calor en el tercer cuarto (17 puntos, 5 triples). Con 68-64, Kawhi viró hacia él y el partido volvía a estar 86-70, tocado y hundido, a tres minutos del final del tercer cuarto.
No habían entrado de verdad en juego ni Tobias Harris (14 puntos con 17 tiros), ni Jimmy Butler (10 con 12) ni un poco trascendente Ben Simmons (14+9+3) al que no le gusta nada jugar contra Kawhi (¿y a quién le gustará?) ni desde luego Joel Embiid, la clave de esta eliminatoria y de cualquiera que jueguen los Sixers y, en el primer examen, una víctima de un Marc Gasol sobresaliente, que venía de amargar a Vucevic en primera ronda y que se exhibió también contra un enemigo de, evidentemente, mucho más rango. El pívot español (8 puntos, 2 rebotes, 4 asistencias, 3/8 en tiros) firmó números discretos con una influencia descomunal en el juego: +29 en pista, el mejor dato de su equipo. Fue muy físico con Embiid en el poste y muy inteligente en el exterior, y acabó amargando al camerunés, que terminó con 16 puntos, 8 rebotes y un 5/18 en tiros. En esos números de su jugador franquicia, los Sixers están liquidados. Marc no se comió ningún amago, no concedió los tiros que no quería conceder y pareció, algo que resulta difícil hasta de escribir a la vista del rival, sobrado: Embiid tuvo un net rating de +50 cuando no estuvo en pista Marc (respiró un poco contra Ibaka, algo que Nick Nurse tendrá que vigilar) y un -30 con el pívot español en cancha, que le tenía en un 1/7 y 3 puntos en los 10 minutos en los que coincidieron en pista en el primer tiempo, cuando la narrativa del partido quedó perfectamente establecida.
La firmeza de los Raptors, la seguridad de su defensa y la excelencia de Kawhi Leonard (que igualó el tope anotador de su carrera) despejaron el camino de los Raptors en el primer partido y, sobre todo, les dieron motivos para sentirse optimistas ante lo que está por venir. Pero no será fácil: los Sixers son un equipo racheado, irregular, a veces desconcertante... pero terriblemente peligroso y con un talento descomunal que es letal cuando se ordena. Y habrá momentos de la serie en los que lo hará, sin duda. Nurse contra Brett Brown, Marc contra Embiid y Kawhi contra todos... 1-0 Raptors para empezar, pero queda mucho baloncesto que jugar. Y muy bueno.


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