El experimento Carmelo no pinta bien y Giannis se ceba con él

El experimento Carmelo no pinta bien y Giannis se ceba con él


El griego consigue su segundo triple-doble del curso con récord personal de asistencias mientras los Blazers ya sufren los efectos de la defensa de Carmelo.


Carmelo Anthony jugaba esta noche su segundo partido de la temporada después de que los Blazers se hiciesen con sus servicios por sorpresa. Hace dos días debutaba en Nueva Orleans con 10 puntos en 24 minutos y un 2/3 en triples... pero un 4/14 total y un -20 para su equipo con él en pista. Como cualquier nueva incorporación es importante dejar tiempo para su acople al nuevo sistema y, aunque jugar en Milwaukee no es el mejor lugar para comenzar a recuperar tus sensaciones, los Blazers no están ahora mismo para muchas esperas. En el caso de Carmelo quizá no tengan que hacerlo, pero porque no haya mucho que esperar.
Esta vez se ha intuido lo mejor de su juego y se ha confirmado lo peor y, de momento, se impone lo último. Porque en sus 29 minutos de juego ante los Bucks mejoró en muchas facetas ofensivas (18 puntos, 4 asistencias, 60% en triples, 40% en tiros de campo) pero su defensa lo está echando todo a perder. En un equipo que ya había perdido bastante potencial defensivo en el perímetro este verano, tener a Carmelo en cancha ahora mismo es un suicidio. Evidentemente no hablemos de la defensa en la zona porque ahí ni se le espera. Y mucho menos ante gente como Giannis. Pero los números no engañan. En estos dos encuentros los Blazers han encajado 252 puntos. Con él en pista reciben 124,1 por cada 100 posesiones. Sin él, 112,5. Y en ambos encuentros ha dejado ya varias imágenes sonrojantes en su lado de la cancha. No tanto porque no tenga la actitud correcta (que un poco de eso también puede haber), es que simplemente no le llega. Nunca fue un gran defensor y en esta NBA hiperfísica el 99% de los jugadores le pasa por encima.
Dicho esto, tuvo momentos de lucidez en ataque que ayudaron a su equipo a mantenerse en el partido hasta que faltaban cuatro minutos para el final. Labissiere, curiosamente uno de los grandes perjudicados por su llegada, también fue clave desde el banquillo (22+12 y 5 tapones). Y, por encima de todos, C.J. McCollum, que ante la ausencia de Lillard se echó el equipo a la espalda con un esfuerzo individual y general encomiable pero estéril. 37+6+10 para el escolta. Enfrente estaba uno de los equipos más en forma de la Liga que logró ante los de Portland su sexta victoria consecutiva y que se ha puesto primero del Este aprovechando el tropiezo de los Celtics ayer en Los Ángeles. El máximo anotador de los locales fue Bledsoe (30 puntos), más importante que el año pasado si cabe tras la marcha de Brogdon. Y Connaughton tuvo un gran impacto saliendo de suplente con 18 puntos y unos porcentajes impresionantes.
Pero el protagonista total fue Giannis Antetokounmpo, que noche tras noche regala exhibiciones a las que parece que nos estamos acostumbrando y no nos llaman la atención lo que deberían. Ante los Blazers logró su segundo triple-doble de la temporada (el primero fue en el debut) y lo hizo con récord personal de asistencias (15), con las que además supera a Kareem como el séptimo máximo asistente de la historia de la franquicia. Además metió 24 puntos (esta vez muy fallón desde el triple, 1/7) y cogió 19 rebotes. Sus medias ahora mismo son de 30,1 puntos, 14,1 rebotes, 6,6 asistencias en lo que puede acabar como una temporada más histórica aún que la última, que le valió el MVP de la temporada.

Los Pelicans ya huelen los playoffs con un Ingram decisivo

El alero sigue con su paso al frente (28+8+5) y fue clave en los últimos minutos. Los Suns, en los que no jugó Ricky, se desinflan.


Partido muy divertido el que se jugó en Phoenix con dos de los equipos más entretenidos de ver de la Liga. Festival ofensivo con diez tipos (fuesen quienes fuesen) con un sólo objetivo: enchufar. Son el tercero (Pelicans) y el cuarto (Suns) más anotadores del Oeste y quinto y sexto de la Liga, respectivamente. En semejante avalancha anotadora se encontró J.J. Redick en su salsa. 26 puntos con un 10/14 en tiros de campo y un 5/8 desde la larga distancia. Tuvo momentos en los que parecía que iba a decidir el partido él solo. No fue así porque enfrente tiene un equipo que sigue jugando muy bien, aunque siga sin contar con Deandre Ayton por sanción y esta vez tampoco con Baynes ni Ricky. El español, por cierto, ya se ha perdido tres partidos.
Con todo y con eso los Suns siguen peleando casi todos los encuentros, el problema es que están empezando a no ganarlos. Llevan tres derrotas consecutivas y ya están en el 50% (7-7), octavos y con los Kings, que parecen haber despertado, pisándoles los talones. En Sacramento no son los únicos que se han levantado de la siesta. Los Pelicans llevan el camino contrario a los Suns y en Phoenix ganaron su tercer partido seguido. Lonzo Ball volvió a la acción tras faltar en los últimos seis duelos de su equipo. Lo hizo como suplente, jugando 19 minutos, metiendo 8 puntos (con malos porcentajes) y dando 5 asistencias. Lo cierto es que el grupo que han juntado en Nueva Orleans, con todos sus efectivos a tope, tiene aspecto de post temporada. Esta noche no jugaron, por poner algunos ejemplos, Derrick Favors, teórico pívot titular, ni Josh Hart, una de las primeras espadas del banquillo. Y siguen esperando el debut de Zion...
Entre tanto, y a pesar de un inicio de curso más que dubitativo, los que sí están han dado la vuelta por completo a la situación. Y muy especialmente hay que fijarse en Brandon Ingram, que está dando un paso al frente y cada vez se parece más a la estrella que prometían. Ante los Suns volvió a ser el mejor de su equipo (junto a un enorme Jrue, una vez más) con 28 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias. Y lo que es más importante, apareciendo en los minutos finales con el partido igualado, metiendo varias canastas decisivas. Algunas de ellas con un nivel de dificultad bastante alto. Está en sus topes históricos en puntos, rebotes, asistencias y en porcentajes desde todas las distancias. Incluso desde el triple, uno de sus puntos débiles y donde ahora tira a un 45% con más de 5 lanzamientos por partido. Y todo esto sin jugar más minutos que en los últimos dos años.

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