Paschall, nuevo amo y señor de los Warriors: 34 y victoria

Los Suns vuelven a brillar: ganan a los Sixers con 40 de Booker

Phoenix consigue otra victoria de mucho mérito. Lo hace esta vez ante el único equipo al que nadie había ganado todavía: Philadelphia 76ers.


Los Suns no quieren dejar de creer, viven en un bonito sueño del que no se han despertado todavía en este inicio de temporada. Están jugando realmente bien, sobreviviendo a la importante sanción de su pívot de referencia, ganando a rivales que no esperaban y ofreciendo esperanza a sus aficionados. Los 76ers llegaban con las ganas de romper con todo y seguir invictos (5-0 hasta este partido), pero se toparon con un conjunto que rebosa fe y que hace las cosas como hay que hacerlas.

El encuentro comenzó fluido. Furkan Korkmaz, tras el triple de Portland, recibió el premio de la titularidad. Todo empezaba con un duelo entre Ricky Rubio y Ben Simmons en la dirección y lo hacía con buenos intercambios en los primeros compases, algo que se atragantó un tanto cuando las defensas se activaron. Harris (24) y Horford (32) ejecutaban bien sus tiros y Rubio, en la otra orilla, abría campo para sus compañeros. La entrada de los primeros suplentes, para sorpresa por el buen rendimiento que habían dado hasta ahora, empeoró a los de Monty Williams y los visitantes se pusieron por delante antes de que se acabara el primer periodo. Tuvo que ser el base español el que, tras volver y cerrándolo con un triple, liderara un 7-0 de parcial para poner a los suyos de nuevo a la cabeza. 
Devin Booker empezaba a sumar mucho y a amasar el balón como él sabe, decidiendo y anotando. Empezaba a ser un problema para una defensa en la que se iban rotando sus defensores: Richardson, Scott, Simmons... a ver cuál acertaba. Lo peor para ellos es que Booker sólo estaba calentando la muñeca. Ricky quiso cerrar el segundo periodo anotando una bandeja, pero un triplazo de Horford en caída le rompió la ilusión. Al descanso, 55-61 y mucha tela que cortar. 
La tercera manga vio al Booker peligroso, el que no puedes meter en cintura ni aunque se lo pidas por favor. En medio cuarto, 15 puntos generados (doce para él, tres más por su asistencia). Harris y Horford, con un triple esporádico de Korkmaz por medio, eran los que de nuevo sostenían con tiros de media distancia muy efectivos. Ahí tenía que aparecer alguien más y fueron Baynes, cada vez más suelto y polivalente, y Oubre, que subía un poco la presión en defensa y se notaba
Nuevo parcial positivo de los Suns, 10-2 gracias a Tyler Johnson, y los de Philly empezaban a titubear de verdad. Estaba Horford, que dominaba la pintura, y un Korkmaz que se entonaba con dos triples más, pero aparecía Ricky Rubio y brillaba el sol en la noche de Arizona. Los Suns pusieron sobre la mesa el juego más alegre en el momento más crítico y les salió bien. De nuevo, el dominicano Al Horford era el que tenía que sacar a su equipo del bache: seis puntos y un mate para empatar a 100. Devin Booker era el que iba a tener la última palabra: a falta de tres minutos, cogió el balón tres veces y le metió tres puñaladas al orgullo de los Sixers que iban a terminar por matar el partido. Desde la línea de personal Rubio era el que ponía la sentencia y en el marcador del Talking Stick Resort Arena brilló el 114-109
Rubio volvió a acercarse al triple-doble (21 puntos, 7 rebotes y 10 asistencias) y Booker terminó con 40 tantos. Los Suns miran desde arriba a los demás en la salvaje Conferencia Oeste: llevan cinco victorias en siete partidos


Paschall, nuevo amo y señor de los Warriors: 34 y victoria

Eric Paschall, ante Portland Trail Blazers.

Golden State ganó el primera partido de su historia en el Chase Center (el segundo total de este curso) con el novato como estrella: 34 puntos.


Golden State Warriors estaba herido de muerte antes del partido de esta pasada madrugada. Sin Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green, D’Angelo Russell ni Kevon Looney y cinco derrotas (alguna muy dolorosa) los de la Bahía se medían con uno de los grandes de la NBA: Portland Trail Blazers. Los pronósticos eran claros: los visitantes, el equipo de Damian Lillard y de CJ McCollum, barrerían sin ningún tipo de problema a su rival, como ya hicieran antes Charlotte, San Antonio, Phoenix… Era lo lógico. Nadie apostaba por un quinteto formado por tres novatos (Poole, Bowman y Paschall) y dos veteranos con más sombras que luces en la Liga (Robinson III y Cauley-Stein).
Pero la lógica. Lo establecido por decreto. Lo sensato decidió no aparecer por el Chase Center, que vio por primera vez desde su inauguración una victoria de Golde State, los suyos, con un héroe inesperado: Eric Paschall, el nuevo MVP de la Bahía de San Francisco. El ala-pívot, que cumplió 23 años, se licenció con honores en la NBA ante los de Oregón: firmó 34 puntos (11 de 19 en lanzamientos de campo) con 4 triples en 6 intentos. Es la mayor anotación de un rookie en lo que llevamos de temporadas y eso que le restaron dos tantos al revisar las estadísticas. Además, atrapó 13 rebotes. Con él en el campo, los de Kerr tuvieron un +11, la máxima de un encuentro que certificó el segundo triunfo del curso para los antiguos finalistas de la NBA, que afronta el curso más duro del último lustro. El más difícil de la era Kerr.

“Está a otro nivel ahora mismo. Lo quiero”, escribía el lesionado Curry en redes sociales mientras observaba la exhibición del novato, que al descanso ya presentaba una hoja estadística maravillosa con 19 puntos y 3 de 3 desde la línea de tres puntos. Nacido en Sleepy Hollow (Nueva York), Paschall estudió cuatro años en la Universidad de Villanova antes de ser drafteado por los Warriors en segunda ronda, en el puesto 41. De los 40 anteriores, solo cinco completaron el ciclo universitario como él; de los 19 siguientes, 7. Es una apuesta de la organización que, en un principio, pensó en seleccionarlo en primera ronda (Poole fue el escogido). Su elección fue con tensión: Bob Myers tuvo que certificar con fuentes de la Liga que Sacramento Kings, el 40, no se lanzaría a por él. “Estábamos conteniendo la respiración, esperando a que cayera para nosotros. Finalmente, sucedió”, aseguró Steve Kerr al San Francisco Chronicle a mediados de octubre.
“Para mí, encaja perfectamente y, tal vez, incluso destaque en la cancha por su físico: es fuerte y explosivo. Es un novato maduro. Jugó esos cuatro cursos en la universidad y se nota. Sabe lo que está haciendo”, continuó el entrenador de los Warriors sobre un jugador que aún no tiene carnet de conducir y que cada vez que sale de su piso en San Francisco tiene que pedir a un compañero o técnico que le lleve. “Cuando tenga un descanso largo, me sacaré el carnet”, asegura Paschall, que en seis partidos promedia 13,8 puntos y 3 rebotes en 27,8 minutos sobre la cancha. “Pensé que sería un novato más. Sé que soy mayor, así que tendría la oportunidad de jugar, pero no todo esto. Nadie desea que ninguno de sus compañeros se lesione ni nada de eso, pero cuando se presenta la oportunidad, hay que aprovecharla”, reflexiona el hombre del momento. Paschall, el MVP que destrozó a los Blazers, que tuvieron un gran día de Lillard (39), bueno de Whiteside (22) y malo de McCollum (14). 

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